Un paludario mezcla zonas acuáticas y terrestres recreando un mini ecosistema que beneficia a especies semiacuáticas como salamandras y ranas que necesitan nadar y escalar. En cambio, un terrario clásico ofrece solo humedad y áreas secas para trepar. Si tu anfibio pasa tiempo en el agua elige paludario y si solo necesita ambiente húmedo con accesorios de escalada elige terrario

Instala un filtro interno de bajo flujo por ejemplo Eheim o Fluval mini que recircula sin generar corriente fuerte junto con una bomba sumergible que mueva el agua suavemente hacia la parte seca. También puedes añadir un prefiltro esponjoso para atrapar restos y facilitar la limpieza

Usa un acondicionador de agua comercial para eliminar cloro y cloraminas antes de añadirla al terrario. Mide pH con tiras reactivas y ajústalo a valores entre 6.5 y 7.5 con productos específicos o añadiendo rocas calcáreas.

Las bromelias, pothos, fittonias y musgo de Java funcionan muy bien, ya que resisten la humedad constante y la poca luz. Además, las bromelias ofrecen refugio, el musgo retiene humedad y todo el conjunto mejora la calidad del aire. También aportan al ciclo natural del ecosistema.

Busca un lugar con luz natural indirecta y sin cambios bruscos de temperatura. Evita colocarlo cerca de corrientes de aire, aires acondicionados o radiadores. Lo ideal es una habitación tranquila, con temperatura estable entre 22 °C y 25 °C, para que tu anfibio esté cómodo y libre de estrés.

Puedes usar ramas con texturas, hojas secas, cuevas y otros escondites que inviten a explorar. Además, cambiar la posición de estos objetos cada cierto tiempo mantiene su interés. Un recipiente con agua poco profunda también puede fomentar su comportamiento natural.